Ya se puede visitar la nueva exposición sobre la Venta de Borondo en el Museo Comarcal
Comienza el recorrido por la Edad Moderna con los elementos recuperados de una antigua vivienda hidalga del siglo XVI en Daimiel: la galería de la planta alta, pies derechos, capitel, canecillos, zapata, cerámica…son algunos de los restos que se exponen en el Museo.
Una vitrina con herramientas de carpintería nos permite conocer cuales eran las herramientas para hacer esta serie de trabajos en madera que hemos visto en los elementos recuperados de esta vivienda del Renacimiento: gubias, formones, escoplos, cartabones…
Frente al ejemplo de arquitectura culta con que comenzamos el recorrido de esta época, ahora es el momento de detenernos en otro tipo de arquitectura muy distinto, ya prácticamente en desuso, pero que históricamente en nuestra zona ha tenido mucha importancia: la arquitectura popular. Esta arquitectura, que se realizará con los materiales constructivos extraídos del entorno más inmediato, será el reflejo y el resultado de toda una serie de influencias, históricas, económicas y etnográficas.
Como ejemplos más representativos destacamos la casilla y la quintería. Esta última es resultado de un modo de vida rural, basado en la labranza de terrenos alejados el núcleo urbano.
Las casillas, en cambio se sitúan en los parajes más próximos a la ciudad. A su lado tendrá el pozo con la noria, la alberca, y un grupo de árboles para dar fresca sombra en verano. Las diferencias entre casilla y quintería vendrán dadas fundamentalmente por el tamaño, ya que la casilla tipo solía albergar dos gañanes y dos pares de mulas, mientras que la quintería presenta una amplia cocina-dormitorio con hogar de amplia campana y poyos, al tiempo que un número variable de pesebres, pero siempre para varias yuntas de mulas.
Otra de las actividades que tradicionalmente han tenido mucha importancia en Daimiel, hasta la sequía del río Guadiana, son aquellas relacionadas con la molienda, aquí podemos contemplar la recreación de la maquinaria de un molino hidráulico, que nos posibilita conocer mucho mejor estos ingenios ya desaparecidos.
Los molinos hidráulicos del Guadiana han sido considerados como uno de los grandes centros de molturación de grano de toda la Mancha. La existencia de este tipo de ingenios hidráulicos en Daimiel estaba justificada por la existencia y la abundancia de abundantes recursos hídricos gracias al río Guadiana. A pesar del grado de ruina que poseen estos edificios (algunos incluso han llegado a desaparecer), han estado en pie hasta hace pocas décadas.
Se puede decir que durante siglos el modo, la técnica y los cultivos no sufrieron apenas variaciones significativas. Será con el abandono de la agricultura tradicional, comenzado a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando verdaderamente sean cambios significativos los que afecten a la agricultura y dejen su huella en ella para siempre. El comienzo de la mecanización del campo será el fin de un modo de vida pasado, que entrará en franca decadencia y que dará paso a una nueva cultura agrícola.
La mecanización del campo y por tanto, la transformación del mismo, será un hecho imparable: se pasará de la trilla a la cosechadora, del arado tradicional al tractor, de la extracción con noria de sangre a los grandes sondeos mediante bomba de motor, etc. Todo ello producirá un cambio sustancial y muy significativo, tanto en los paisajes tradicionales (presencia de aspersores, grandes pivots...), como en los sistemas de cultivo, recolección y posterior procesado. Como cultivo singular destaca el denominado "Panizo de Daimiel".
En este profundo cambio comienza tambien la desaparición paulatina de los elementos de arquitectura popular que llevaba aparejado el anterior modo de vida: desaparecen las quinterías (ya no tienen sentido, los nuevos medios ya no hacen necesaria la estancia durante semanas para la realización de las faenas agrícolas, sino que con el tractor se puede ir y venir en la misma jornada), desaparecerán también las casillas de pescadores con la desecación del río, las norias con los nuevos sondeos y extracciones, y así un largo etcétera.
La aparición de las primeras fábricas en Daimiel va a corresponder a industrias derivadas de la agricultura. Estas industrias tendrán como base las materias primas agrícolas (uva, olivo, trigo, arroz,...) o girarán alrededor de las necesidades de los agricultores.
En cuanto a la industria derivada del vino, a finales de los años 50 la gran mayoría de los propietarios de viñedos tenían su bodega propia, contabilizándose en Daimiel 370, pero solo tres tendrían una capacidad superior a los 10.000 hl. Entre las más importantes encontrábamos la “casa Federico Pinilla (en testamentaría)”, que disponía de bodega con envases de cemento, barro y madera, con una capacidad para elaborar 1.600.000 litros.
Destacaba también por su importancia la Oleivinícola del Centro de España S. A. Con bodega y fábrica de alcohol vínico y la posteriormente desaparecida Cooperativa La Daimieleña, que agrupaba a más de 300 afiliados y que por ese entonces sería en cuanto a capacidad una de las bodegas más importantes de Europa.
En cuanto a otras industrias, gracias a las tierras arcillosas existentes en el término, éstas constituían una buena materia prima para la fabricación de materiales de construcción. Nos referimos a las conocidas cerámicas. Tres existían en nuestra localidad, sobresaliendo “Cerámicas Calatrava S.L.” por su importancia, que fabricaba ladrillo hueco, y macizo, rasilla y teja plana. También tenía importancia en Daimiel la fabricación de baldosa hidráulica.
Nos detenemos ahora a hablar del profundo sentir religioso que ha impregnado al pueblo de Daimiel durante siglos, y como ejemplo el gran número de cofradías con el que las gentes han manifestado su sentir religioso. Los orígenes de las cofradías en Daimiel hay que buscarlos a finales de la Edad Media.
Daimiel dentro del Campo de Calatrava posee el mayor número de cofradías en el periodo de finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI.
En la actualidad y después de los avatares de siglos anteriores Daimiel conserva 9 cofradías que realizan sus desfiles penitenciales en Semana Santa.El número de cofrades, 12.000 hermanos son los que desfilan en las procesiones (hay destacar que Daimiel cuenta con una de las cofradías más numerosas: la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que supera los 5000 hermanos); el fervor religioso con el que se vive, la antigua tradición, la calidad de las tallas, han hecho que la Semana Santa de Daimiel ostente desde el año 2002 el título de Interés Turístico Regional.
Entre los daimieleños cobra gran importancia la devoción que se profesa a la patrona de Daimiel: la Virgen de las Cruces, convirtiéndose en patrona en 1887, gracias a haber librado al pueblo de una gran epidemia de cólera producida en 1885. Anteriormente la patrona de Daimiel fue la Virgen de la Paz.
Si hablamos de arquitectura religiosa, veremos como los ejemplos de arquitectura gótica también están presentes en la zona, como las iglesias de Santiago, San Pedro o la propia Catedral, todas ellas en Ciudad Real. En nuestra localidad la iglesia de Santa María responde también a estos planteamientos góticos: se trata de una construcción atípica en la provincia de Ciudad Real. Se trata de una iglesia de 3 naves, separada por pilares con columnas adosadas, con cabecera poligonal de cinco paños (y 2 ábsides rectos) y el transepto no destaca en planta, cubriéndose las naves con bóvedas de terceletes. Observamos como en la fachada de la umbría los contrafuertes se encuentran rematados por una serie de pináculos con bolas isabelinas, que por tanto si los podemos fechar en torno al último cuarto del siglo XV o comienzos del XVI.
Al margen de la religión oficial existían prácticas relacionadas con la hechicería y la brujería, que fueron perseguidas por la Inquisición.
Nuestro pueblo fue un lugar especialmente vigilado por familiares y visitadores del Santo Oficio toledano, pues abundaba por el pueblo mucho converso y morisco o gente con parientes procesados por la Inquisición.
Las costumbre practicadas por los judíos y moriscos no eran bien vistas por los cristianos viejos, que sospechaban de esas prácticas.En Daimiel no faltaron las hechiceras moriscas. La más representativa fue Lucía de Toledo. Lucía ejercía hacia el año 1530 y no parecía distinguirse mucho de sus colegas cristianas viejas. Sus actividades desbordaron el ámbito de su minoría. Era viuda y su segundo marido había sido colgado por ladrón de ganado.
Pero la razón fundamental por la que Daimiel es conocido como “el pueblo de las brujas” tiene que ver con las hechiceras que en los siglos XVI y XVII pululaban por el pueblo.
A primera vista no da la sensación de que Daimiel destaque por su número de hechiceras.Existen muchas más hechiceras de las que aparecen en los catálogos.
Hechiceras sin proceso, pero de las que se encuentran referencias en otros. Y no sólo eso, sino que descubrimos curanderas o hechiceras que no siendo de Daimiel están muy relacionadas con su entorno hechiceril. Y esto último quiere decir que Daimiel bien podría ser un centro importante de hechicería.
El caso de Juana Ruiz es el primer proceso de estas características que se registra en Daimiel es también el único que realmente se consideró de brujería. Se trata de un caso singular para estas tierras manchegas. Juana vivió en la primera mitad del siglo XVI y tenía fama de bruja, era evitada por sus vecinos: “su patética figura hacía honor a su fama de bruja redomada”. Se contaban muchas cosas sobre ella, ninguna buena, y las palabras debieron llegar muy lejos, hasta los oídos siempre atentos de los inquisidores, pues finalmente Juana fue acusada y procesada. Su juicio tuvo lugar a lo largo de los años 1540-41.
Miguel Fisac Serna (Daimiel 1913- Madrid 2006) ha sido un destacado arquitecto que revolucionó en las décadas de los años 50 y 60 el panorama de la arquitectura española. Aunque en un principio la Guerra Civil interrumpió sus estudios de arquitectura, recibió el titulo por la Escuela de Arquitectura de Madrid en el año 1942. Al igual que otros de sus compañeros de generación inicia un proceso en el que tomará como punto de partida el clasicismo oficial y después buscará nuevas formas de hacer arquitectura.
De esta primera etapa laboral destacan los edificios para el CSIC como la Iglesia del Espíritu Santo (1942), el Edificio Central del Consejo (1943), el Instituto de Edafología (1944) y el Instituto Nacional de Óptica Daza de Valdes (1948).
En 1948 había iniciado el desarrollo de los muebles de la “Serie estructural”, mas conocidos como “butacas toro” por las formas de sus brazos. Una serie de sillas, butacas, bancos, taburetes, mesas, etc. todos ellos de madera de roble que se caracterizaban por la economía de los materiales en función de sus requerimientos estructurales durante toda la década de los cincuenta, realizara una obra muy personal intentando introducir lenguajes modernos en sus construcciones. De esta etapa destacan las obras de edificios como el Instituto Cajal en Madrid (1951), el Instituto Laboral de Daimiel (1951), el Colegio Apostólico de Arcas Reales para los Dominicos de Valladolid (1952), el Centro de Formación de Profesorado de Enseñanza Laboral de la Ciudad Universitaria de Madrid (1955), el Convento del Teologado de San Pedro Mártir, en Madrid (1955) y la Iglesia de la Coronación de Vitoria (1959).
A lo largo de sus obras podemos rastrear grandes novedades en cuanto al uso de materiales, mobiliario y diseño. Dentro de estas innovaciones destacan diversas patentes, algunas de ellas relacionadas con el hormigón en forma de piezas huecas que resultan de gran ligereza y resistencia, bautizadas por él como “huesos”. Obras de esta época son el Centro de Estudios Hidrográficos (1961), el Colegio de la Asunción (1967), los Laboratorios Jorba (1968), el edificio IBM (1968) junto con un gran número de casas unifamiliares.
Logrará crear, en la década de los setenta, un sistema de encofrados flexibles. Estas experimentaciones las realizará a partir de los años sesenta en el acabado exterior de sus edificios.
En 1954 fue galardonado con la Medalla de Oro de Arquitectura en la Exposición Internacional de Arte Sacro en Viena por el proyecto del Colegio Apostólico de Arcas Reales en la ciudad de Valladolid. En 1994 se lo premió con la Medalla de Oro de la Arquitectura, en 1997 recibió el VII Premio Antonio Camuñas de Arquitectura. En 1999 fue premiado con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y en el 2003, a los 90 años de edad, consiguió el Premio Nacional de Arquitectura. Asimismo, en el año 2004 la Universidad Europea de Madrid le inviste Doctor Honoris Causa.
A través de una de las ventanas de esta sala podemos observar una obra del arquitecto como es el Mercado Municipal de Abastos. Edificio construido en 1958 y que será de especial importancia al final de su carrera, ya que al día siguiente de comenzar la rehabilitación del edificio, dirigida por él, el arquitecto falleció. En este singular edificio podemos observar la perfecta convivencia entre la forma de construcción tradicional de La Mancha a través de su fachada, con la disposición y articulación de espacios racionales en su interior.
En la galería de la planta alta el visitante tiene la oportunidad de contemplar una selección de obras donadas por este artista plástico daimieleño. Se trata de 25 obras que nos muestran la producción de su última etapa: obras en papel, de pequeño formato, realizadas sin ningún elemento tradicional en una original técnica consistente exclusivamente en un tratamiento especial del soporte. Son composiciones que juegan con la textura del papel, los brillos y los mates con un juego peculiar de relieves tenues detectables con luz rasante.
Cascado es un artista plástico y docente que nace en Daimiel en 1930, donde reside y estudia hasta los 17 años en la Escuela de Artes y Oficios con el profesor Juan D´Opazo, colaborando con él en las pinturas murales de la iglesia de San Pedro.
Una vez que se traslada a Madrid proseguirá su formación en el Círculo de Bellas Artes.En 1958 viaja a París donde reside durante 15 años. Allí a raíz de mayo del 68 se cuestiona el por qué de sus actividades y empieza a dedicarse a la animación cultural y a talleres de arterapia infantil. Como animador cultural actúa en la Sección del Museo para niños en el Musée d´Art Moderne de la Ville de Paris.
En 1974 regresará a España, viviendo en Gerona y residiendo desde 1975 en Madrid.Anima diferentes talleres dedicados a niños y adolescentes en centros culturales y en TVE.
Desde 1992 hasta 2001 impartirá docencia en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca.Al tiempo que realiza estas actividades prosigue calladamente con el desarrollo de su obra, cada vez más en consonancia con las aportaciones que le ofrece el contacto con los jóvenes.Así es como su obra pasa de los primeros paisajes expuestos en París a las composiciones abstractas y matéricas de las texturas telúricas presentadas en Madrid hacia mediados de los años 60 y luego a obras que vuelven a la figuración presentadas en Segovia en 1966 con composiciones inspiradas en recuerdos infantiles, que incluyen telas y encajes.
Su evolución personal, cada vez más volcada en una búsqueda solitaria inspirada tanto en el mundo de la infancia como en su interés por el Zen, le han llevado últimamente a descartar el color en su obra, limitándose a trabajar en las infinitas posibilidades del brillo y del mate en las texturas blancas.A participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas. Su obra se encuentra formando parte de colecciones particulares de España, Francia, Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania.